Barcelona, 23 abr (EFE).- Las federaciones deportivas catalanas dedicadas a personas con discapacidades físicas e intelectuales están sufriendo de forma notable las consecuencias de la crisis del coronavirus, según han explicado las mismas a EFE.

«Nuestra situación económica es muy grave porque no tenemos ningún tipo de ingreso», sentencia Marina Gómez, presidenta de la Federación Catalana de Deportes para Personas con Discapacidad Intelectual (ACELL).

«Hemos perdido varias actuaciones de Responsabilidad Social Corporativa y de escuelas valoradas en 5.000 euros y peligran nuestros tres trofeos internacionales, que tienen un presupuesto de 500.000 euros», dice Glòria Tarrida, secretaria técnica de la Federación Catalana de Paralíticos Cerebrales (FECPC).

«Nos ha afectado la cancelación y la suspensión temporal de un gran número de competiciones, tanto propias como estatales, que son objeto de subvención pública y permiten la sujeción de la estructura profesional de nuestra federación», explica Josep Giménez, presidente de la Federación Catalana de Deporte Adaptado (FCEDF).

«El parón por el COVID-19 está teniendo mucha repercusión en la economía de nuestra federación», asegura Àlex Pateiro, secretario general de la Federación Deportiva de Sordos de Cataluña (FESC). «Entre abril y mayo teníamos que organizar cinco campeonatos de España y nuestro grueso de nuevas licencias se focalizaba entre marzo y mayo», añade.

Las cuatro federaciones confían en que la Secretaria General de l’Esport de la Generalitat mantenga su compromiso de dar respuesta institucional a esta situación excepcional y las subvenciones previstas para que sus arcas económicas puedan superar esta crisis.

La FCEDF, la ACELL y la FECPC han hecho un ERTE, aunque con diferentes particularidades. La FCEDF ha llevado a cabo uno exclusivamente de los trabajadores del servicio del transporte adaptado, el cual representa una parte significativa de sus recursos económicos. «Calculamos que estaremos sin estos ingresos entre tres y cinco meses», dice Giménez.

En cambio, la ACELL ha hecho un ERTE para el 100% de sus trabajadores y la FECPC ha hecho uno a cuatro de ellos. Los otros dos empleados siguen a media jornada para poder dar respuesta a la poca actividad que tienen.

De momento, la FESC es la única de las cuatro que no ha hecho un ERTE. «Somos tres trabajadores y aún no nos hemos visto con la necesidad de hacerlo, pero si la fuente de ingresos no se reactiva al final seguramente nos veremos obligados a ello», dice su secretario general.

«Nuestra intención es la de intentar recuperar todas las competiciones posibles, pero hay muchos condicionantes que decidirán si podemos recuperarlas todas, algunas o ninguna. Tenemos que tener en cuenta la posibilidad de encajar las competiciones en el calendario nuevo, la disponibilidad de la instalaciones deportivas y la capacidad económica de la federación y de los clubes, entre otros aspectos», explica el presidente de la FCEDF.

La ACELL ha tenido que suspender un total de 40 jornadas de liga sumando las de todos los deportes que acoge y ha tenido que aplazar 18 campeonatos de Cataluña y provinciales. «Ahora mismo no sabemos si podremos organizar alguna de las competiciones o recuperar las aplazadas. Aunque mucho nos tememos que no podremos recuperarlas y que finalmente tendremos que dar la temporada deportiva por finalizada», dice su presidenta, Marina Gómez.

Por su parte, Tarrida también pone sobre la mesa las complicaciones futuras «para encontrar instalaciones deportivas disponibles cuando se puedan disputar las competiciones debido a la alta demanda que habrá de todos los deportes». Esto provoca incertidumbre respecto si podrán terminar sus ligas y campeonatos de Cataluña.

La FESC desconoce si los cinco campeonatos de España que debía organizar (fútbol sala femenino, fútbol sala masculino sub21, fútbol sala para veteranos, bowling y petanca) podrán celebrarse en algún momento. «Nuestra intención es recuperarlos, aunque no podemos permitir que se solapen temporadas», apunta Pateiro.

Otro aspecto en el que coinciden las cuatro federaciones es en el de haber visto cómo se paralizaba su número de licencias y el temor de que éste sufra una disminución en 2021.

«Tenemos 365 licencias, de las cuales 239 son de deportistas. Esperamos que nuestros deportistas no dejen de hacer actividad después de esta pandemia pero, en cualquier caso, hay que tener en cuenta que pertenecen a la población de riesgo», dice Tarrida en nombre de la FECPC.

«Prevemos una pérdida de licencias para la próxima temporada», explica la presidenta de ACELL, que a día de hoy tiene alrededor de 3.600. «La pérdida de licencias respecto a la temporada anterior ya es una realidad. Aproximadamente tenemos unas 100 y este año no tendremos las de Hospisport (un programa de iniciación a la actividad física de personas que recientemente han adquirido una discapacidad)», apunta Giménez, de la FCEDF. EFE

Fuente: La Vanguardia